Taller Herramientas para el Entrenamiento de la Creatividad



¿Por qué habríamos de usar nuestro poder creativo…? Porque no hay otra cosa que haga a la gente más feliz, generosa, vivaz, comprensiva y audaz; más indiferente a la pereza y a la acumulación de objetos y dinero. Brenda Ueland (Citado en El camino del artista de Julia Cameron)
La creatividad es una función natural de los seres humanos, una especie de pulsión primaria, un flujo espontáneo que pide camino para abrirse paso y manifestarse de múltiples y variadas formas. Creo firmemente, y porque la experiencia así me lo ha demostrado, que todas las personas somos creativas; todo ser humano contiene el germen del potencial creador sea que se dedique o no a una práctica artística.
Muchas han sido las veces que en la primera clase de iniciación actoral algún alumno o alumna se acercó a mí con expresión de angustia y con el mismo interrogante: ¿cómo se que soy creativo?...no tengo imaginación, nunca se me ocurre nada original…no se si “sirvo” para esto…
Creo seriamente que, en mayor o menor medida, todos tenemos estas dudas respecto de nosotros mismos, porque, lamentablemente, todos hemos sufrido la indiferencia, cuando no el ataque directo, a nuestros primeros intentos y experimentos artísticos. El común denominador sitúa esta hostilidad hacia en el entorno social inmediato, la escuela, los amigos, la familia. Pero ¿por qué sucede esto con tanta frecuencia?
En su magistral libro El camino del artista Julia Cameron indaga profundamente en este fenómeno. Ella atribuye el origen de los bloqueos, entre otras cosas, a la existencia de los dos cerebros: el cerebro lógico y el cerebro artístico. La cito textualmente: “El cerebro lógico piensa de una manera lineal, ordenada y percibe el mundo de acuerdo con las categorías conocidas. Fue y sigue siendo nuestro órgano de supervivencia. Cualquier cosa desconocida es percibida como incorrecta y potencialmente peligrosa. A este cerebro le gusta que las cosas sean como soldaditos marchando en fila. Es el cerebro que habitualmente escuchamos, especialmente cuando nos pedimos ser sensatos. El cerebro lógico es nuestro Censor. Si se enfrenta con una frase original, dice: “¿Que diablos es esto? ¡Esto no está bien!
El cerebro artístico es nuestro inventor, nuestro niño, nuestro propio “profesor distraído”. Es nuestro órgano creativo, holístico. Piensa en términos de sistemas y matices, es asociativo y gira libremente. Realiza nuevas conexiones, yuxtaponiendo imágenes para encontrar un significado: como en el caso de los mitos nórdicos donde un barco es el “caballo de las olas”…
El Censor es un remanente del cerebro de supervivencia. Es la parte que estaba a cargo de decidir si era seguro abandonar la selva y salir al prado. El Censor escruta nuestro prado creativo para descubrir algún animal peligroso. Las únicas frases, pinturas, esculturas, fotografías que le gustan son las que ha visto muchas veces. Frases seguras, pinturas seguras. Nada de ocurrencias exploratorias, garabatos o apuntes. Todo lo que es original es incorrecto, peligroso, corrompido...”
Esto explica la razón por la cual se posterga la decisión de asumir una vocación artística y de poner manos a la obra de una vez para explorar y experimentar con lo que de verdad anhelamos, ya sea pintar, actuar, cantar o escribir.
Por otra parte mucha gente realmente entregada a su arte y con años de experiencia duda en llamarse artista ya que la propia palabra suele tener connotaciones ambiguas, como si no pudiera tomarse del todo en serio a quien se denomina a sí mismo artista sin reparos. Siguiendo la reflexión de Julia Cameron el cerebro lógico solo puede considerar artista a aquellos que ya están totalmente reconocidos o lo que es peor, a los que salen en la tele.
Se por mi propia experiencia que el camino del artista es arduo y a veces doloroso. Lo es porque inevitablemente supone el entrar en contacto con lo más sensible dentro de nosotros y la búsqueda es, al principio, a ciegas; no sabemos a ciencia cierta a donde nos conducirá, no sabemos si tendrá la aprobación de nuestro entorno y no podemos asegurarnos resultados. Sólo la práctica de nuestro arte, de nuestro oficio artístico, va consolidando las bases necesarias para soportar la incertidumbre, aprender de los errores y apreciar sinceramente nuestros avances.
Mi tarea de ayudar a las personas a encontrar y afianzar sus recursos expresivos propone principalmente un reconocimiento del cuerpo como asiento de todo fenómeno expresivo a la vez que plantea asumir las propias resistencias como subproducto indeseable de la educación y del proceso de socialización del que somos objetos desde la infancia.
Por otra parte, en las clases utilizamos algunas de las premisas que propone Julia Cameron en El camino del artista además de numerosas herramientas que la pedagogía teatral de diferentes escuelas ofrece para auxiliar el encuentro con el propio material interno.

Recomiendo fervorosamente la lectura de El Camino del Artista de Julia Cameron. Editorial Troquel. Buenos Aires.1996
Las clases del taller Herramientas para el Entrenamiento de la Creatividad se imparten en Calle Curtidurías, 10, Sevilla todos los miércoles hasta el 14 de diciembre inclusive en horario de 20.00 a 22:00.

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